Los tumores ubicados en la zona otorrinolaringológica -cabeza y cuello- y los de próstata se tratan, desde hace casi un año, de una forma mucho más específica menos dañina para el cuerpo en el CHUO. La causa está en un software de radioterapia de intensidad modulada volumétrica que, mediante una serie de programaciones y cálculos, delimita las áreas a tratar.

 

Según explica Luis Ángel López Losada, responsable de la sección de Radiofísica del hospital, «las dosis que se dan a los pacientes se ajustan mejor a los volúmenes que se quieren tratar, lo que a su vez hace que las toxicidades que llegan a tejidos sanos sean sustancialmente menores». De este modo, se ha conseguido una mejora en cuanto a los órganos de riesgo, que se tratan de forma más respetuosa y menos invasiva. «Todo esto se traduce para el paciente en que, si antes se trataba los tejidos tumorales con dosis adecuadas y en los tejidos sanos se hacía por debajo de las tolerancias que implicaba dañarlos, ahora el margen es mucho mayor y, dentro de las tolerancias, trabajamos con más holgura», cuenta sobre la nueva tecnología.

Esta focalización de las partes a tratar llegó en la primavera de 2016 pero no se pudo empezar a poner en práctica hasta julio del año pasado por falta de personal -ahora cuentan con un profesional más sin el cual López Losada considera que habría sido imposible conseguir implementar el método-. Un trabajo que va más allá de la propia sesión con el paciente. «Las comprobaciones y mediciones que se necesitan para poner esto en marcha son muchas debido a la novedad que supone. Y la tecnología es importante pero requiere medios humanos porque si no puede languidecer». Aparte de los datos necesarios para calcular las dosis adecuadas, en el CHUO cuentan con unos maniquíes de prueba, con un total de 1.500 detectores cada uno, para comparar la teoría con la práctica y que nada falle.

El software sirve, principalmente, para tumores de próstata, así como tumores de cabeza y cuello -de la esfera otorrinolaringológica en general- por la geometría anatómica de esas zonas, que es más esférica que la de otras partes del cuerpo humano. Y si bien es cierto que se obtienen resultados más visibles en los cánceres señalados, también lo es que cualquier enfermo puede someterse al tratamiento sin verse restringido por sus condiciones físicas. La edad o el género no suponen ningún problema para recibir las dosis puesto que se calculan en base a cada paciente.

 

Alrededor del 30 % de los novecientos pacientes actuales son tratados con este método en el centro hospitalario ourensano.

Sin embargo, el poco tiempo que lleva en práctica la técnica hace imposible obtener datos sobre si los efectos secundarios disminuyen aunque todo apunta a que sí, puesto que las toxicidades para los órganos y tejidos sanos han disminuido notablemente. Asimismo, López Losada considera que la sensibilidad del paciente no debe ser el baremo para juzgar la mejora que supone la radioterapia de intensidad modulada. «Muchos de los efectos secundarios no son directos y en el tratamiento de las próstatas, por ejemplo, al acabar la sesión el paciente casi no nota diferencia. Es al cabo de un tiempo cuando las toxicidades se manifiestan con más o menos virulencia o directamente no se manifiestan», aclara el especialista en radiología.

 

«Existen tratamientos curativos que se calculan con una precisión extrema»

Una de las ventajas de esta radioterapia modulada es que el tratamiento no ve reducido el tiempo en cuanto a las sesiones individuales pero sí lo hace en cuanto a la duración total del mismo. «El tiempo se gasta, fundamentalmente, en el posicionamiento del paciente, ya que si una sesión dura quince minutos, más de diez suelen corresponder a la colocación del enfermo, comprobando que es la misma que tenía cuando se le realizó el TAC y, por tanto, la misma en la que se calcularon los parámetros del tratamiento», puntualiza López Losada.

Lo que sí se consigue en muchos casos, según cuenta, es acortar la duración total del tratamiento: menos sesiones con una dosis igual o más eficaz de lo que resultaba antes. «Existen tratamientos que, como los de próstata, pueden durar una o dos semanas menos y los tratamientos de cabeza y cuello se pueden ver reducidos hasta en tres o cuatro sesiones», especifica el responsable de la sección de Radiofísica al respecto.

Otro de los mitos que López Losada opina que debería desterrarse es el de que solo reciben radioterapia aquellas personas que se encuentran gravemente afectadas por un cáncer o a punto de fallecer. «Normalmente la gente asocia la radioterapia con algo terminal y con el hecho de que se mete al paciente en una máquina dándosele radiación sin medida, pero no es así. Hoy en día existen muchos tratamientos curativos y paliativos que se calculan con una precisión realmente extrema y todo está medido y calculado antes de someter al paciente a cualquier sesión», finaliza.

Fuente: La Voz de Galicia

http://www.lavozdegalicia.es/noticia/ourense/2017/06/13/chuo-emplea-radioterapia-danina-eficaz/0003_201706O13C1995.htm?utm_source=facebook&utm_medium=referral&utm_campaign=fbour